Y ahora... ¡ándate!...

Tembló... la tierra se estremeció de pronto anoche y de un tirón me sentó a enfrentar aquella despedida...
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Un cúmulo surtido de palabras, emociones, días, recuerdos, sentimientos y pensares se sentaron conmigo también... y esperaron pacientes a mi lado, en silencio... y sin juzgar...

Un suspiro fuerte y profundo fue el primero en acompañarme, luego una sonrisa sincera frente al espejo que me hizo sentir rico en el alma, y de verme loca riendo en la soledad liberé una carcajada desde las entrañas...

Caminé de un lado a otro sin llegar más lejos que estas cuatro paredes y de nuevo me detuve frente al espejo a contemplar el desnudo de mi cuerpo y mi escencia... no hay como verse de frente y dibujar el contorno de quien realmente se es...

Peiné con mis dedos el mechón de pelo sobre mi rostro, me di vuelta despacio para verme el culo y me paré de puntillas quizá para presenciarme toda... la sonrisa coqueta volvió a aparecer... ¡estaba lista!

El recuerdo de la despedida y lo que significa para mí no podía dar marcha atrás... estaba ahí para empezar de nuevo... Este adiós es nostalgia, son lágrimas, son recuerdos... es el agradecimiento de los días, el aprendizaje de cada vivencia... las imágenes muchas que guarda mi mente, quizá el corazón, el alma y otras la razón...

Es el listado interminable de las puertas que abrieron y aquellas que cerraron de tiro, historias, besos, facturas pendientes, listado de las compras, cumpleaños que olvidé y aquellos que no, minutos interminables, trabajo, quebrantos de salud y dolor porque duele, 12 mestruaciones agradeciendo ser mujer, mis plantas que con amor siguen creciendo y visitas de muerte que solo dejó su olor...

Contador de kilos de más y la pérdida de ellos, miedo sin saber a qué y a tantas cosas.. noticias, experiencias vividas por primera vez y otras por las que preferiría no volver a pasar, mentiras, verdades, amor, dolor... ¡que hermosa es la vida! ... ... ... ... ... (suspiro)...

Y de pronto mi cuerpo se escurre en algún sitio del sillón, mi rostro entre mis manos... y rompo en llanto...

- Y ahora... ¡ándate!... por favor andate...

(Despedida al año 2008, al cual le agradezco con mi propia vida mantenerme en pie y permitirme estar en la constante búsqueda de aquello que me haga mejor ser humano, entender mejor el estar aquí, y buscar siempre la sonrisa, la magia y los colores de la vida...)
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Luego del después…

No pretendía ser todo en su vida,
en verdad
no lo pretendía…
quizá nunca sería el momento…
pero esperé en mis labios secos sus besos,
y sus caricias en mi piel sedienta…
esperé lo que no es mío…

Y luego del después entendí cual era mi lugar,
y yo seguía, yo caminaba, yo sonreía, yo respiraba,
pero el lamento me salía del alma…
cada latido de mi corazón fue suyo…

La inocencia jugó su papel…
y yo que no entiendo nada, tapé con vendas oscuras mi ojos…
dejé que la armadura cayera mientras hacíamos el amor…
y que aquella melodía de palabras me atara desnuda contra la pared para dejarme sentir y olvidarme de lo que fue…

Más que eso…
amé…
Y hoy duele...
nuevamente duele…
Mi voz se quiebra y su nombre se vuelve piedra…

Pero si alguna lección he aprendido,

es que a nadie se le obliga a dar lo que no puede, no quiere y no tiene…
quise ganarme, (no robarme) un pedacito de ese corazón,
pero su pecho está anclado a un mar incierto y profundo que no es el mío
y yo... me sumergí sin conocer su nivel de turbulencia…

Ahora saldré a tierra firme y no alimentaré más mis ilusiones,
las semillas de baobab se siembran en corazones fértiles... para luego del después
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Canción que me acompaña - incluso con el lamento...
..

Ya no soy la que fui…

Hoy en la mañana tomé entre mis manos una taza con café y de a sorbitos disfruté la rara sensación de un elixir relajante… fue todo un rito, un pasar de minutos lentos donde desfilaban pedazos de tiempo y sonrisas que nacían de mis labios y para mi…

En aquella pasarela -sin extravagancias- de mis pensamientos me encontré dando vueltas, suelta y resuelta... descubriendo plácida que ya no soy la que fui

Ligero andar, pasos seguros, miradas sutiles, cierta irreverencia, brillo en la pupila dilatada de mis ojos y yo como única espectadora de mi deslizamiento… (suspiro): ¡como he cambiado!... y me sigo revelando y me disfruto y me complazco y me agradezco ser quien soy…

Un sorbo más de café en mi boca con el que di rienda suelta a la alegría de vivir, al relajo de existir, al deseo de escribir y a permitirme la insolencia de buscar porqué reír…

Un último sorbo -volteando por completo la taza- y encuentro reflejada en el fondo una sonrisa cómplice que me repite en primer persona singular ¡como he cambiado!...

¡Ahhh! Que rico cafecito (yodito)… supo a tiempo sin estar añejo y tenía un aroma como a inspiración…
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Palabras...

Hace algunos días me escribió Rolando Riveros, un cibernauta chileno… para mí un extraño, un desconocido, pero quizá a la distancia un nuevo amigo de palabras y escritos…

Compartimos algunos comentarios y con él descubrí la narrativa del periodista uruguayo Eduardo Galeano.

Rolando me pasó el extracto IV de “Ventana sobre la palabra”, pero en mi necesidad de letras seguí buscando, encontrando, maravillándome… me pareció que su pluma es simple y eso la hace hermosa.

Comparto con ustedes algunos fragmentos de líneas.

Ventana sobre la palabra
Extracto IV

Magda Lemonnier recorta palabras de los diarios, palabras de todos los tamaños, y las guarda en cajas. En caja roja guarda las palabras furiosas. En caja verde, las palabras amantes. En caja azul, las neutrales. En caja amarilla, las tristes. Y en caja transparente guarda las palabras que tienen magia.
A veces ella abre las cajas y las pone boca abajo sobre la mesa, para que las palabras se mezclen como quieran. Entonces, las palabras le cuentan lo que ocurre y le anuncian lo que ocurrirá.

Extracto IV
Javier Villafañe busca en vano la palabra que se le escapó justo cuando iba a decirla ¿Adónde se habrá ido esa palabra que tenía en la punta de la lengua?
¿Habrá algún lugar donde se juntan las palabras que no quisieron quedarse? ¿Un reino de las palabras perdidas? Las palabras que se te fueron, ¿dónde te están esperando? …

La Noche 1
No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

La Noche 2
Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desnúdeme.

La Noche 3
Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.

La Noche 4
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle.
En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna.
La luna tiene dos noches de edad.
Yo, una
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El placer del bla bla bla…

De un lado a otro por la web, me encontré un artículo del reconocido psicólogo Walter Riso, ¡a este señor siempre es interesante leerlo!... (ya estaré publicando parte de sus artículos y pensamientos)…

Su escrito me pareció acertado. Como comunicadora (por nacimiento y profesión) comparto cada pensamiento de este artículo. Se los dejo para la reflexión personal… Besos.
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Conversar...
Somos hablantes por naturaleza. Nos gusta jugar con la palabra, sacarla, esconderla, enredarla, sentarnos en ella, patearla y aplastarla. Somos degustadores(as) del lenguaje, hablando nos recreamos.

Somos lingüísticos hasta por los codos y aunque practiquemos el mutismo a veces, siempre tenemos algo que decir. El lenguaje humano es invariablemente intencional, es decir, persigue un fin, hay una motivación subyacente que nos impulsa a comentar alguna cosa.

Nos gusta conversar. No importa de qué ni cómo, nos place esa doble mirada en la que podemos ser dos, sin dejar de ser uno. Todo diálogo implica complicidad, porque además de discursivo es afectivo.

No solo expresamos sonidos, sino que manifestamos ideas personales y estados internos. Conversar es el acto humano por excelencia, porque validamos al otro(a), lo(a) reconocemos como un igual que merece ser atendido(a) y escuchado(a).

Conversar es siempre de ida y vuelta o sea, no es un monólogo, ni dos monólogos recogidos, ni tres, ni un rumor o murmullo, es una construcción del “lenguaje”, donde fabricamos una realidad que nos define.

La mala noticia es que ya no conversamos. El saludo es una mueca, un mal necesario cuando ya no podemos esquivar al vecino(a). Tratamos de escapar a los encuentros, somos tan selectivos(as) que nos estamos quedando solos(as). Es que no nacimos para estar callados(as). Por eso es que el silencio enferma y deshumaniza.

La filosofía del bar, las tertulias, la polémica amistosa, la discusión creativa, todo parece haber entrado en el letargo de una falsa autonomía, que no es otra cosa que indiferencia. La filosofía de la conversación pretende vaciar la consciencia, desterrar los traumas, acariciarnos en las palabras y abrazarnos en cada enunciado.

Y no hablo del romanticismo rosa, sino de la comprensión cabal de que al hablar, al decir lo que verdaderamente pienso y siento, asumo mi vida y me responsabilizo ante ella.

Conversar es vincularse, establecer un lazo donde me relaciono no solo fonética, afectiva y conceptualmente, sino moral y éticamente. El lenguaje es un medio para herir o amar.

Volvamos a conversar, pero esta vez con más consciencia. Volvamos a revivir aquella maravillosa costumbre de secretear y desnudar el alma frente al otro(a) esperando que él o ella haga lo mismo: “Te cuento si me cuentas”.

Hablemos todo el tiempo, en la ducha, en la calle, en el cine, el los auditorios, en los escritos, en la poesía y el canto. Hablemos con Dios, (diosas), con los hombres y mujeres, las plantas, los animales y, sobre todo, conversemos con ese(a) insoportable narcisista que llevamos dentro.

Vale la pena recordar las palabras de Fernando Pessoa: “Me gusta decir, me gusta palabrear. Las palabras son para mí cuerpos tocables, sirenas visibles, sensualidades incorporadas”.

¡Conversemos, pues…!
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Desde mi...

Me rediseño sin pudor,
es sencillo mientras me encuentre sola
aunque el alma pierda el cálido murmullo de lo que soy...

Cada evento me convierte,
cada espacio me atrapa,
y en cada día me vuelvo a descubrir...

Soy una réplica en silencio,
una amalgama de sentimientos,
una voz que se escucha entre puntos y comas...

Desaparezco cuando me envuelvo,
me diluyo entre lo vivido...
me contradigo al darme por vencida...

Me arraigo a mis raíces y busco la firmeza de la tierra,
no estaré sola, buscaré y me encontraré con mi soledad...
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La noche me dejó con Wilson...

Salí a caminar ya sin lluvia, ya no escondo mi rostro...
Saqué cita con la noche y ella aceptó... caminé siempre lento y le conté lo que sentía, me sinceré con ella, la brisa golpeaba mi rostro como enfurecida...

La noche escuchó mi voz que se convertía y agonizaba en mi garganta... la brisa volvía a golpear... pero yo, yo... seguí hablando... tartamudeando quizá...

El frío influía en mi andar trémulo y en la voz entrecortada... el aire fresco entraba entre los hilos de mi pantalón roto que se desconcían con cada paso...

Caminaba sin sentido siguiendo mis pasos con la mirada y buscando en cada esquina una alcantarilla donde tirar lo que sentía...

Seguía... andaba... y cada esquina me desmoronaba...

Adelante... aún sin llegar al próximo drenaje visualicé de lejos a un hombre araposo que se esforzaba arrodillado por sacar algo de esa alcantarilla... apuré mi paso, llegué a él y le pregunté casi enojada “¿qué hacía?”...

No respondió... tampoco volvió su mirada...
¿Qué está haciendo? – le pregunté insistente y marcando el acento...
Silencio...

Se levantó con dificultad y siguió su camino cojeando en su despreocupado andar... lo seguí... caminé intrigada un paso detrás suyo... casi que arremedaba su ritmo... era como si tuviera que estar ahí...

Volvió su mirada un par de veces... dijo llamarse “Wilson no se qué...”... aunque oi a mucha gente llamarle “indigente”, “vagabundo”...

“¡Mmm sos una persona respetable!” - le dije - siempre estando un paso atrás - “¡te saludan de largo...!”... el sonrío irónico...

Caminamos, yo siempre atrás... Se sentó en un muro y yo hice lo mismo; dejamos colgar nuestros pies... La noche me dejó con Wilson...
Silencio inicial... sólo nos habíamos encontrado... él no me veía, no me daba la cara...

- “¡No botés más nada a la alcantarilla!”, me dijo de repente...
No me dejó recuperarme de mi asombro cuando volvió a hablar -“no lo botes, es tuyo, sale de tu adentro, te pertenece...”

Perpleja lo miré, sentía todo aquello como una burla en mi cara pero también sentía que sus palabras sólo eran para mí... Abrí mis labios para hablarle pero dijo: “y deberías tratar de no decir palabra alguna... escucha...”

Para ese momento estaba absolutamente sorprendida y continuó diciendo (aún sin mirarme): “lo que vos has dado y lo que se te quedó por dar no tiene porqué ser tirado... cada uno de tus sentimientos vale, no dejes que se vayan... son tuyos, son parte de vos... ¿no te das cuenta que es tu escencia la que estás dejando ir...?

Yo... para ese momento extraviada y confusa no dejé de mirarlo... seguía cada uno de sus movimientos y a mis ojos los cubría cierta bruma: “Llora, tranquila, sí llora... revolcáte en tus sábanas, escribí, grita si querés, enojate, reprochá, abrí tus heridas, reventá... ”

Acomodó su escurrido cuerpo y en medio de algunos movimientos sacó del bolsillo de su sucio pantalón un monton de sentimientos ahogados... ¡eran todos míos!, los reconocí a primera vista... ¡eran todos míos!...

Por primera vez me miró fijamente y entregándome aquel puño de emociones inertes, empapadas de agua me dijo: “escurre el dolor de tus sentimientos y no te sientas mal de haber amado... amar no es un error...” y dejándome en silencio se marchó...
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Traficante de emociones...

En aquel pedazo de acera húmeda me he sentado por un rato... no he podido seguir; el vaivén de la vida, los caminos que transitamos y lo que con ella pasamos me ha demandado sentarme, de otra forma no podría seguir...

Ahí sentada vi la lluvia caer, vi la corriente de agua que pasaba por la alcantarilla y entre ella algunas lágrimas perdidas...

Aquel ir de aguas también llevaba hojas secas y besos, iban palabras revueltas con sentimientos, algunas hojas de papel arruinadas, emociones, ilusiones, afecto y hasta pasión partían por el mismo drenaje...

Por horas y bajo la lluvia observé la misma corriente... decidí entender dónde iba a caer todo... clavé mi mirada en el fondo de aquella ruidosa alcantarilla y no disimulé mi asombro...

Entre el agua estancada de aquel hueco sin fondo habían rosas, cartas, lunas... entre el agua suspendían sonrisas, sueños, promesas... allí parecía desembocar lo que duele, lo que lastima, lo que termina y hiere...

Retrocedí de pronto y busqué... busqué en otras esquinas, en otros pedazos de acera húmeda... y ahí estaban... por aquí y allá amantes sin su otra parte, cada quien en su dolor.

Caminé lento y me senté al lado de quien hallé primero. Ella lloraba porque él se fue y no entendía las razones, el porqué... quise aconsejarle que no tratara de encontrar explicaciones, a veces no se puede entender, a veces sólo es lo que es... (silencio)... le entregué lo que ella había tirado por la alcantarilla...

Seguí mi andar, me senté a su lado... él, con la mirada perdida sufría porque trató de dar lo mejor, insistió, luchó, buscó a su amor, pero ella... ella de alguna forma no estaba... traté de explicarle que no podía solo, que el amor es un arte para dos y a veces las otras partes solamente no están... me fui... pero antes le entregué lo que él había botado por la alcantarilla...

Encontré a una tercer amante sola, que entre gruesas lágrimas repasaba lo vivido, recordaba cada palabra con que ella la ilusionó, los pocos minutos que vivieron juntas, cada gesto y manifestación... le aseguré que no siempre tenemos lo que deseamos, que hay que luchar por metas y sueños, pero no por ilusiones que guarda nuestro corazón... le entregué lo que había lanzado por la alcantarilla... me levanté y me fui...

Caminé muy despacio bajo el aguacero con las manos entre las bolsas y recibiendo agradecida la lluvia en el rostro, lluvia que al fin y al cabo disimulaba las lágrimas que lloraba...

Caminé por largo rato y después de algún tiempo escuché entre los charcos, un paso precipitado que trataba de alcanzarme. Di la vuelta y ella... -la última amante- venía a entregarme lo que yo había botado por la alcantarilla...

Una sonrisa significó la despedida y un agradecimiento recíproco por devolvernos aquello que no hemos perdido...

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Hoy alquilo mi corazón...

Brisa hazme tu amante y no me dejes sola... déjame libre sí, pero no me dejes sola, quédate conmigo, hoy te alquilo mi corazón...

Cuélate en mi adentro, abriga mi pecho, abrázame fuerte, quiéreme, por favor mírame, observa mi alma, recorre cada uno de mis poros, siénteme... aquieta mi alma, mi pecho, susúrrame... fluyo con vos...

Quiero ser tu amante, llena ese espacio que en las noches queda vacío, por favor abrázame, abrázame cuando haya frío, acaricia mi rostro y limpia las líneas de sal que dejan mis lágrimas...

Acaricia mi cuerpo con tu sutil y cálido movimiento, muerde mis labios, roza mi piel, cúbreme... no celes a nadie, hoy estoy con vos... ¡calla y bésame!...

Refresca mi alma, recorre mis líneas, sonríe conmigo, hablemos...

Escucha mi latidos, la ilusión que siento al tenerte aquí, la emoción traducida en mi vientre al sentirte cerca...

Protégeme... no me dejes oír lo que no merezco, no me dejes hacer lo que no debo, no me dejes seguir sola... cuídame...

Sorpréndeme con detalles: regálame un canto de aves en mi ventana, un rayo de sol directo en mi rostro, una tarde de lluvia mientras duermo, una sonrisa amena, una deliciosa carcajada... un te quiero, regálame un hermoso te quiero...

Una vez más abrázame fuerte, mímame, infla mis pulmones de vos, acompáñame, hoy te alquilo mi corazón...

Una visita al médico, mi corazón late por dos...

No suelo ir al médico... prefiero hacer siempre esfuerzos para sentirme bien... sonreír, disfrutar cada cosa que haga, dormir bien, comer sabroso... ... ... pero ayer, después de creer necesitarlo y ayudarle un poco a mi agradecido cuerpo lo hice...

Más que por mis cervicales y articulaciones, quería verificar que mi corazón siguiera ahí... en su lugar, donde debe ir... verificar que mis lágrimas no hubieran salado las heridas internas y que el silencio y sus miedos no hubieran rasgado mi adentro...

El doctor de ojos rasgados, entre otras cosas me confirmó lo que ya sabía... mi corazón late por dos... (sonreí)... aún entre lágrimas sonreí... suspiré y sonreí...

Salí de la clínica. Cervicales contracturadas, líquido en el hombro, mi ya vieja “trocanteritis”... ultrasonido para sábado, Rayos X para el martes, terapia martes y jueves, un gel e inyecciones en mi espalda... ... ... ... aún así, mi pecho no encontró alivio...

Mi corazón late por dos... dos corazones en un solo cuerpo, mi cuerpo...
Corazón que late así apasionado, así intenso... he ahí la respuesta de ser quien soy...

Ayer fui al médico y el doctor de ojos rasgados, me confirmó lo que ya sabía... mi corazón late por dos...

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Monosílaba me siento...

Amanezco y abro los ojos en silencio, despierto a mi alma ausente... silencio... busco algo que nutra mi cuerpo, siempre en silencio, me busco, trato de encontrarme en este infame silencio.

Trato de encontrar mi paz, mi seguridad, mi alegría, mis sonrisas... pero solo trato... la música que me acompaña ya es parte del silencio... silencio en mi adentro, preguntas sin respuestas, corriente de sentimientos...

Trato de buscarme en el silencio silente de mis gemidos, de mis movimientos inertes, de mis pensamientos vagos, de mis sonrisas que siempre guardo internas, de mi arte, de mis manos, de mis letras...

Me lleno de sueño, como quien quiere evitar la realidad, como quien quiere esquivar un acto... y duermo... me refugio en mis sábanas y cobijas y lágrimas y almohadas y sueños... y duermo...

Aún completamente dormida siento, sigo sintiendo, sigo viviendo... respiro aún dormida, respiro profundo y el aire cala espeso entre mis pulmones.

La noche me empapa, me inunda de sentimientos, pensamientos, palabras y letras que escapan, que se cuelan de este pecho inquieto. El frío de madrugada me acompaña, mis letras quieren salir, pero la pluma pierde fuerza y monosílaba me siento...
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Amiga... Nuestras soledades...

Amiga... Hoy recorrimos calles juntas, en silencio, con el mismo ritmo en el paso, con el mismo dolor, cada una en su propio suspenso... con la mirada en el suelo húmedo de la lluvia y de nuestras propias lágrimas...

De pronto silencio, de pronto desahogos, de pronto suspiros, de pronto palabras que salían escuetas por parte de alguna de las dos... de pronto nos reíamos de vernos la una a la otra... de pronto nuestras soledades...

Amiga... amiga... compartiste conmigo palabras sabias que se escurren de tus labios para gritar en voz baja a esa persona que decidiste querer... y que por sus injustos miedos no supo valorarte, acompañarte, responder...

¿Qué es el silencio? - Le preguntaste...
¿Un grito o un susurro?
¿Un golpe o una caricia?
¿Un no me importas... o un necesito tiempo?
¿Un no puedo... o un no quiero?
¿Qué es el silencio?...

Amiga... ¡nuestras soledades!. Seguimos caminado al compás de nuestros corazones que así limpios, sinceros, enteros, apasionados e intensos encontrarán su rincón de manifiesto.
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No se donde dejarte mientras vivo...

Me detengo por lapsos a pensar… observar… buscar… buscarte…
me detengo sin dejar de andar… no puedo…
Tiendo a sentarme cuando el paso se hace pesado, pero sólo me tomo unos minutos, la vida es hermosa y tengo que seguir…

No se donde dejarte mientras vivo, mientras sigo este caminar…
la realidad me arrebata ilusiones en medio de despertares ansiosos…
mi sonrisa asoma inerte, sobrevienen tus caricias en mi cálida soledad.

No se donde dejarte mientras vivo. Mi música interna de detiene. El aire deja de fluir. Se espesa la brisa. El cielo revienta y desahoga su llanto, mi alma está al descubierto como desnudo mi cuerpo, un sentimiento crío que fluye para vos…

No se donde dejarte mientras vivo, mientras sonrío en medio de este batallón, mientras adorno mi rostro con lágrimas y las palabras afloran y las letras que logran salir de este aprietado pecho.

No se donde dejarte mientras vivo... no se como olvidarme de lo que siento para poder seguir viviendo, no se como detener la alegría que se amalgama con la tristeza o como detener las lágrimas que hacen híbrido con mis sonrisas…

No se donde dejarte mientras vivo... no se como si ya sos parte de mi vida… ya sos mi vida…
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Ochenta y seis sonrisas

(Despedida al mes ocho).
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Agosto se fue y con él envejecí... más bien diré: ¡crecí!. Un año más no es nada pero es mucho... aprendí mil lecciones, ciento diez enseñanzas, entendí cincuenta y siete puntos de vista y convertí cuarenta y tres lágrimas en ochenta y seis sonrisas...

En agosto fluyó la brisa y brotó en mi pecho una flor, ahora crece y germina... ¿hasta dónde llegará? -me pregunto una y mil veces-... me ilusiono pensando como “principita” que será un baobab...

Agosto nueve, dieciséis, veintitrés, agosto treinta... agosto terminó pero agosto sigue en mí... finalmente un agosto feliz.

Los agostos cambian, es un juego de eventualidades, los albures siempre asoman, pero agosto dejó trazo... como los colores y texturas en su lienzo, agosto dejó trazo...

Agosto fue mi obra de arte... un collage de emociones, vivencias, experiencias, ciertamente una creación inusitada de pedazos de mi.

Despedí agosto, lo dejé ir en bus clase ejecutiva, ¡para el avión no alcanzó!... aunque no lo hubiera dejado irse por las nubes, el aterrizaje a veces puede ser forzoso.

¡Agosto te vas!, te fuiste ya... ¿acaso no pudiste detener un minuto de las horas?... ¿acaso celaste mi felicidad?... (me sonrío) ¡eso fue!... celaste de mi, de mis sonrisas y mi alegría con su piel...

Un nuevo mes asoma... será un mes maravilloso, un mes y un día después del veintiocho de agosto será veintinueve de septiembre... de alguna forma celebraré...

Te despido mes ocho... te dejo ir...
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Quiero...

Embriagarme...
embriagarme en tus brazos quiero...
acariciar tu tierra, tu agua, tu viento, tu fuego...

Sentirte...
sentirte a mi lado quiero...
observarte libre y deseosa por tomar
este cálido vuelo...

Mirarte...
mirarte de frente por fin quiero...
observar tus telones de duelo que bajan...
y por fin caen al suelo...

Creerte...
creerte y confiar quiero...
sentir que voy caminando
con un corazón ya plácido... sereno...

Y al terminar la noche cubierta por tus brazos cálidos...
amarte...
amarte sin obstáculos quiero...
encontrar reciprocidad al ceder,
en el continuo camino al lecho...

Un café, un batido y ella...

Mil tropiezos, voces, aromas...
mil rostros colores y ella...

Mil sonidos, formas, personas...
mil palabras, sonrisas y ella...

Noche de refugio en mi misma,
oscuridad que levantó mi mirada,
noche la pusiste de frente, sin llamarla... sin buscarla...

Mil notas, cantares, latidos...
mil repeticiones, miradas y ella...

Mil preguntas... silencios... minutos...
un café, un batido y ella...

Estoy en mi...

Mis labios aún rojos están de las saladas lágrimas que sellan entre palabras lo vivido…

Sigo, voy caminando, despacio, muy despacio en mi propio vaivén, casi sin querer andar, la brisa me ayuda a avanzar... voy pensativa e ida a la vez, con las manos entre los bolsillos, viendo al horizonte y viéndome en mi adentro sin detallar lo que pasa en mi alrededor... voy casi con aspecto despreocupado... algún jeans, alguna blusa mal puesta y hasta descalza... voy con el alma limpia, serena, vacía...

Llevo mis alas puestas... unas alas que cuelgan torcidas… la luz del sol pega en mi rostro... mi ojos levantan su orbita y quema ver más allá, por eso nuevamente busco ver el andar de mis pies... elevo mi cara cuando necesito brisa fresca y doy gracias a la vida por ser quien soy, por estar aquí ahora, por permitirme sentir, ser, vivir...

En algún lugar de estas palabras estás, por no decir que perderían sentido sin vos… ¡¿cómo no?! me pregunta mi adentro- si el episodio fue tu esencia haciendo híbrido con la mía…único calor, únicas miradas... fue la suma, el resultado entre vos y yo y nadie en el mundo será como vos, y nadie en el mundo será como yo...

Mirada perdida, corazón ausente, suspiros creciendo, uno más fuerte que el otro... Pienso en blanco...

Dejo salir este hilo de lágrimas que remienda lo que toca... para mí, para vos... para el aire... Lágrimas que se evaporan, lágrimas que buscan tu abrazo, lágrimas que después de un rato me cansan y me dejan exhausta… dormida...

Sensaciones lindas en el pecho, en el cuerpo, en el alma... me quedo con el sabor de tus besos, con el aroma de tu cuerpo, con el orgasmo a flor de piel. Me quedo con miles de imágenes, una más bella que la otra…

Esto es la vida y ya por estar viva soy feliz, ya por vivir, ya por sentir, ya por llorar... todo eso me hace más humana, todo eso me hace más sensible... y ya eso es ganancia...

Aquí estaré... haciendo repaso de lo vivido, revolcándome en el charco de la felicidad que sentí... revolcándome en mi soledad y sonriéndome sola, vacilando al tiempo mientras pasan sus horas…


Traducir la vida...

Quisiera traducir la vida y entender los porqué de cada detalle... al mismo tiempo que quisiera no entender nada y sólo vivir...

Qusiera detener el tiempo y sentarme a digerir lo que pasa... adquiriendo de cada cosa que observo el sentido más grato de este arte de vivir...

Quisiera absorber con cada uno de mis sentidos los segundos que lleva mi camino, y sonreír con los pulmones llenos a sabiendas que estoy aquí...

Quisiera sanar las alas de esos vuelos donde me he perdido, pero así empolvadas y sucias las quiero porque son la esencia de lo vivido...
Soy lluvia de emociones y brisa con mil canciones...
Soy palabra abierta, mirada de amor eterna...
Soy viento y marea en mi vientre, un derroche de amor creciente...
Soy esa que guarda en el pecho lo más sublime de un sentimiento...
Esta soy yo...

Sabor a lágrimas... (a mi tita)

Ayer regresé al pecho de mi madre... y lloramos juntas...
Lloramos por nosotras, por aquel abrazo con aroma a recuerdos, lloramos por ella...

Lloramos por ella, por esa hermosa mujer; por esa guerrera que ya ha guardado su armadura.

Viejita hermosa, mujer intensa, fuerte, valiente... ¿Qué me prometiste?
Abrazaste mi sudoroso y pequeño cuerpo mientras temblaba de miedo y prometiste que no morirías... me prometiste que no morirías... me prometiste que no morirías.

Hoy te veo penetrando mi alma con esa mirada lejana. ¿Dónde estás?...
Busco en tu adentro y te encuentro, que delicia que me mires así... me regocijo en tu regazo. Vuelvo a ser niña con vos...

Adivinas lo que siento, sientes mi pulso inquieto, te inquietas cuando te digo te amo sin titubeos.

Viejita hermosa, no quiero dejar de mirarte, tu rostro hermoso, curtido ya por el tiempo y tus cabellos color plata me llevan a un lugar seguro, a un rinconcito cálido donde me siento muy feliz.

¿Dónde encontraré el silencio para escucharte?
¿Dónde el pan con mantequilla y jalea con sabor especial, que sólo tus manos llenas de amor saben hacer?
¿Dónde acurrucaré mi rostro para sentir tu aroma a tiempo?
¿Dónde la pared que despintábamos tratando de hacer figuras?

Curaste mis dolencias con agua florida, menta, juanilama, linaza y malva, aguantaste con paciencia mi niñez tequiosa, me aconsejaste en mi dura adolescencia y hace unos días quisiste coser mis pantalones rotos...

Viejita... te recuerdo siempre cojear; llevas el ritmo del tiempo en tu vaivén, llevas un pin musical en tu cadera... quizá el peso de las compras, los hijos, hijas, nietos, nietas, mandados y “oficio” en tu casa no te dejaron verlo así... pero llevas un ritmo especial en tu andar, un pin musical...

Tus ojitos parpadean y todo lo ven después de intervenidos en más de una ocasión. ¡Viejita valiente!, mujer guerrera... hoy aún con tus ojitos cerrándose de sueño y cansancio nos ves, te ves... te ves y nos ves...

Sentiste el calor del fuego y canfín en la piel, sentiste el fuego rojo... mi viejita... ay mi viejita... cuanta valentía, cuanta fortaleza, cuanto coraje y valor...

En mayo del 68 perdiste a tu compañero... a un abuelo que jamás conocí y nunca más disfrutaste del amor... sacaste a tus hijas e hijos adelante, sola... sola...

Pedazo de mujer... pedazo de mi vida... Canto y cantaré tu nombre siempre, tu magia, tu ser... celebraré tu vida y cada detalle de ella, lleno de aire mis pulmones y grito: ¡TITA TE AMO!... y caigo rendida en un charco de lágrimas que he construido desde que entendí que has cumplido tu promesa: No morirás NUNCA...

Te amo preciosa...

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Eso es lo que me pasa...

Cuando escribir se vuelve una canción, un color, una bandera, una mirada, una sonrisa, un paseo, un suspiro... eso es lo que me pasa...

Cuando las letras te envuelven en un sin fin de emociones y te elevan a un mundo sin egoísmo, sin fronteras, sin guerra, sin injusticia, sin condiciones, sin violencia, sin maltrato, sin discriminación... eso es lo que me pasa...

Cuando sentís que tu pluma es más que tu voz...

Cuando te estallan las palabras en el pecho y no paras...

Cuando las musas te permiten guiarte por un no se que... un no se que sin juicio, sin razón, sin perfil, sin estructura... eso es lo que me pasa...

Cuando te enamoras del punto y la coma pero ni siquiera sabes donde van...

Eso es lo que me pasa... y es... simplemente fantástico...

Creo en ellas... en nosotras...(Homenaje)

Me siento muy orgullosa de ser mujer, de mi sexo. Siempre lo he estado y hecho manifiesto. Pero con el tiempo, ya adulta he valorado aún más mi género…

He aprendido a valorar a mi madre, a mis abuelas, a mis hermanas, a la vecina, a mi maestra, a mi jefa, a mis amigas, a la amiga de mi amiga y a mi compañera de brete… Pero sobre todo me siento orgullosa de esas mujeres pioneras que alzaron su voz…

Todas; mujeres de aquí y de allá, llevamos siempre con nosotras una bandera. Bandera de fuerza, valentía, honor y coraje, astucia, atrevimiento, esfuerzo, ímpetu, arrojo, firmeza, carácter y actitud; sin dejar de lado la sutileza y la belleza de nuestra esencia.

Todas, llevamos mucho de esas mujeres pioneras que amaban y creían en su lucha, en lo que hacían y decían. Las que prestaron su voz… las que en muchos casos fueron agredidas y perseguidas, las que fueron asesinadas y murieron creyendo en su palabra, las que fueron encerradas, abusadas, castigadas, maltratadas, violadas, sancionadas, condenadas y acosadas por su condición de mujeres.

Mujeres valientes que en un círculo patriarcal y machista alzaron su voz y nunca se dieron por vencidas. Mujeres más fuertes que un barrote y tercas como el sistema mismo.

Porque creo en ellas y me uno a sus ambiciones de un mundo más justo, igualitario, donde reine el respeto, los verdaderos derechos humanos, la paridad sin calificativos, sin represión, sin violencia, sin estereotipos y sin fobias; rindo homenaje a sus actos y a todas aquellas mujeres que en cualquier lugar del mundo hacen algo por murmurar su real importancia.

A cada una de ellas dedico parte de mi tiempo porque cuentos hay muchos, el punto es no borrarlas de la historia…
(Ver historias de mujeres)

Angela Davis, la eterna indómita


Por Michel Muller

Ser mujer ya es una desventaja en esta sociedad siempre machista; imaginen ser mujer y ser negra. Ahora hagan un esfuerzo mayor, cierren los ojos y piensen, ser mujer, ser negra y ser comunista. ¡Vaya aberración! Angela D.

Birmingham, Alabama, fue la cuna de una de las mujeres más notorias de finales del siglo pasado: Angela Davis.
Y es que ¿cómo no serlo?, si la miembro del grupo “Panteras Negras” sufrió los embates de Estados Unidos por la carga que significaba esta revolucionaria siempre vigente, siempre en combate.

El sitio donde se crió Angela Davis era llamado Dynamite Hill (Colina Dinamita), debido a que el “Ku Klux Klan” dinamitó un gran número de casas afrodescendientes, algo que marcó su percepción sobre la igualdad en un mundo que consideraba injusto.

El 26 de enero de 1944 nació Angela Yvonne Davis, en Birmingham, Alabama, hija de un mecánico automotriz y una profesora de escuela. Su madre fue una activista a favor de los derechos civiles y había estado activa en la Asociación Nacional por el Avance de Personas de Color, antes de que dicha organización fuera prohibida en Birmingham.

Además la Sra. Davis decidió estudiar para obtener una maestría en arte en la Universidad de Nueva York, cuestión que provocó la mudanza de estas dos mujeres a la gran manzana. Ángela asistió a una escuela progresista en Greenwich Village, donde varios de los profesores estaban en la “lista roja” durante la era Mc Carthy.

Las escuelas, los cines y todos los lugares públicos estaban segregados y los negros debían sentarse en los asientos posteriores de los autobuses urbanos. Ese fue el estandarte en la lucha de Ángela Davis.

En 1961, Davis estudió francés a la Universidad Brandeis en Waltham, Massachusetts. Su carrera incluía un año en la Sorbona, en París. Poco después de volver a los Estados Unidos pudo rememorar la lucha por los derechos civiles que se estaba llevando a cabo en Alabama cuando cuatro muchachas que conoció fueron asesinadas en la explosión de la Iglesia Bautista en septiembre de 1963.

Después de graduarse de la Universidad Brandeis pasó dos años en la facultad de filosofía en la Universidad J.W. Goethe de Frankfurt, en Alemania (Occidental). Antes de estudiar en la Universidad de California, Davis recibió una gran influencia de Marcase; su idea era que el individuo debía rebelarse contra del sistema.

Activismo
Los primeros contactos de Ángela Davis con el activismo político se produjeron a raíz de la aparición del movimiento por los derechos civiles de los años 60. Además, Davis participó en el movimiento contra la guerra de Vietnam, pero fue como miembro de los Black Panther donde Davis comenzó a desarrollar su pensamiento político.

El movimiento pacífico que se creó para acabar con la segregación racial en el Sur de EEUU, liderado por Martin Luther King, sufrió una gran represión y parte de ese movimiento vio necesario tomar las armas para defenderse.

Los Black Panther tomaron una posición radical de autodefensa que estuvo estrechamente relacionada con el avance de su teoría política. Mientras que otros grupos hablaban del fin del racismo en abstracto, los Black Panther relacionaban la explotación capitalista con la racista.

Davis declaró en una ocasión que “el único camino verdadero para la liberación de la gente negra es el que trabaja hacia la total desaparición de la clase capitalista en este país”.
Esta luchadora llevó la perspectiva de clase al centro de cualquier debate sobre explotación. Lo que diferencia a Davis de otras activistas feministas es que ella supo discernir con magnífica clarividencia que la explotación racista y sexista son intrínsecas al sistema capitalista.

En 1967 Davis se unió al Comité Coordinador No violento Estudiantil y al Partido de las Panteras Negras. Al año siguiente se involucró con el Partido Comunista Estadounidense.

Davis empezó a trabajar como catedrática de filosofía en la Universidad de California en Los Ángeles, pero en 1970, el FBI informó a sus jefes del Consejo de Regentes de California, que ella era miembro del Partido Comunista Estadounidense y terminaron su contrato.

Davis participó en la campaña para mejorar las condiciones en las cárceles. Se interesó especialmente en el caso de Jorge Jackson y W. L. Nolen, dos afroamericanos que establecieron una sucursal de las Panteras Negras mientras estaban en la prisión Soledad en California.

El 13 de enero de 1970, Nolen y otros dos prisioneros negros fueron asesinados por uno de los carceleros. Días después el Jurado del Condado de Monterrey determinó que el guarda había cometido un “homicidio justificable”.

Después, cuando un guarda fue encontrado asesinado, Jackson y otros dos prisioneros, John Cluchette y Fleeta Drumgo, fueron acusados de su muerte. Se argumentó que Jackson buscaba vengarse de la muerte de su amigo, Nolan.

El 7 de agosto de 1970, el hermano de Jorge Jackson, Jonathan, de 17 años, irrumpió en la corte del Condado Marin con una ametralladora y tras tomar como rehén al juez Harold Haley, demandó que Jorge Jackson, Juan Cluchette y Fleeta Drumgo fueran liberados. (Murieron el juez y tres personas más, entre ellos uno de los presos y Jonathan Jackson que fue asesinado cuando se alejaba de la corte en automóvil).

El 21 de agosto de 1971, Jorge Jackson fue ametrallado en el patio de la prisión de San Quintín. Llevaba una pistola automática 9mm y los oficiales dijeron que trataba de fugarse.

Las fuerzas del orden fueron por Ángela, que nunca estuvo en la escena del crimen, con la excusa de que las armas usadas aparecieron registradas a su nombre.

Davis huyó ante una posible persecución y así se convirtió no sólo en una fugitiva, sino también en la tercera mujer en engrosar la lista de los 10 criminales más buscados por el FBI. “Ángela, hermana, eres bienvenida en esta casa”, podía leerse en multitud de ventanas y puertas por todo Estados Unidos, mientras el entonces gobernador de California, Ronald Reagan, proclamaba que la profesora jamás volvería a dar clases en su estado.

Cuando por fin fue capturada, dos meses después en un hotel de Nueva York, hasta el presidente Nixon compareció en televisión para felicitar al FBI y, de paso, condenar a la joven del pelo afro sin juicio.

Davis pasó 16 meses en una diminuta celda antes de que un jurado compuesto por blancos la exonerara de todos los cargos. Casi un año y medio infernal, suficiente para que se forjara la leyenda gracias a una de las campañas de liberación más mediáticas. Al grito de “¡Libertad para Angela Davis!”, las manifestaciones se sucedieron por todo el planeta dando fuerzas a su heroína, que aprovechó para fundar la Alianza Nacional Contra el Racismo y la Opresión Política. En su autobiografía, publicada en 1974, aseguraba que nunca se dejó llevar por el odio ni por el sentimentalismo, “siempre fui la revolucionaria perfecta”.

Davis trabajó como conferencista de estudios Afroamericanos en el Colegio de Claremont, de 1975 a 1977, antes de convertirse en catedrática en estudios de etnia y de la mujer en la Universidad Estatal de San Francisco.
En 1979, Davis visitó la Unión Soviética donde recibió el Premio Lenin de la Paz e hizo un profesorado honorario en la Universidad Estatal de Moscú.

En 1980 y 1984, fue candidata a la vicepresidencia del Partido Comunista y se presentó como candidata a vicepresidenta en las elecciones presidenciales de 1980.

Publicaciones

A través de 13 ensayos Ángela Davis traza un recorrido tanto por los mitos como por las lagunas históricas de la experiencia de las mujeres negras.

Aborda el sexismo en las luchas por la abolición de la esclavitud, el racismo en el movimiento sufragista y la articulación de la raza y la clase en los primeros momentos de la lucha por la emancipación de las mujeres. También los significados específicos de la emancipación, de la explotación sexual y de clase, las experiencias organizativas autónomas de las mujeres negras.

Todos estos cambios están vertebrados por una continuidad histórica y política que, según Davis, es preciso analizar para entender las dinámicas de explotación y las estrategias de liberación, no sólo de las mujeres negras sino de todas las mujeres.

Publicó los libros: If They Come in the Morning: Voices of Resistance (1971), Ángela Davis: An Autobiography (1974), Women, Race and Class (1981) and Women, Culture, and Politics (1989).

Esta última obra, “Mujeres, raza y clase”, se publicó por primera vez en 1981 y, aunque no usa en ningún momento el término, supone uno de los primeros análisis sobre la interseccionalidad de los ejes de opresión. Es, además, una de las principales aportaciones al black feminism.

Recibió el Premio por los Derechos Humanos de 2004, otorgado por la Sociedad para la Protección de los Derechos Civiles y la Dignidad Humana.

Ángela Davis terminó siendo reconocida como el principal símbolo femenino de la causa social y política afroamericana de la última mitad del siglo XX.

Comunista, líder de los Panteras Negras, profesora de Filosofía y feminista, estuvo en la lista de las 10 criminales más buscadas del FBI, acusada de asesinato, secuestro y conspiración, encarcelada y absuelta sin cargos 16 meses después.

El caso de Ángela Yvonne Davis supuso un hito histórico para la causa negra estadounidense, feminista y para los movimientos antiopresión internacionales.