No suelo ir al médico... prefiero hacer siempre esfuerzos para sentirme bien... sonreír, disfrutar cada cosa que haga, dormir bien, comer sabroso... ... ... pero ayer, después de creer necesitarlo y ayudarle un poco a mi agradecido cuerpo lo hice...
Más que por mis cervicales y articulaciones, quería verificar que mi corazón siguiera ahí... en su lugar, donde debe ir... verificar que mis lágrimas no hubieran salado las heridas internas y que el silencio y sus miedos no hubieran rasgado mi adentro...
El doctor de ojos rasgados, entre otras cosas me confirmó lo que ya sabía... mi corazón late por dos... (sonreí)... aún entre lágrimas sonreí... suspiré y sonreí...
Salí de la clínica. Cervicales contracturadas, líquido en el hombro, mi ya vieja “trocanteritis”... ultrasonido para sábado, Rayos X para el martes, terapia martes y jueves, un gel e inyecciones en mi espalda... ... ... ... aún así, mi pecho no encontró alivio...
Mi corazón late por dos... dos corazones en un solo cuerpo, mi cuerpo...
Corazón que late así apasionado, así intenso... he ahí la respuesta de ser quien soy...
Ayer fui al médico y el doctor de ojos rasgados, me confirmó lo que ya sabía... mi corazón late por dos...
Una visita al médico, mi corazón late por dos...
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