Arte de vivir

Mezclo cada día el color de mi vida,
y pulo las líneas de cada amanecer.

En mi camino revelo nostalgia,
y escribo
experiencias
en este frágil papel de mi piel.

Dibujo en mis sueños nuevos horizontes,
al mismo tiempo que restauro
todas las ilusiones.

En el aire pinto sensaciones,
y actúo sonriente ante la gente,
aunque mi corazón esté ausente
de la escena principal.

Y cuando el pecho me aprieta, abriendo la herida,
cuento un cuento que escribí a escondidas
porque los personajes huyeron... en el capítulo dos.
.

Hasta ayer...

Ayer entendí que llorar no significa sufrir, sino amar...

...y aunque ayer se me acabaron las lágrimas,
aún hoy siguen saliendo...

Ayer entendí que amar no significa cambiar, sino entregar...

...y ayer di lo último que quedaba de mí.
.

El silencio a veces grita...

Caminé algunas calles zapateando sobre el agua que dejaba la lluvia sobre la acera.
Otra vez me encontré buscando el refugio de mi viejo café de la esquina...

Caminé con frío abrazada a mí; agotada; sin prisa, más lento que ayer...
la mirada en ningún lado y lo conciencia peor.

Llegué a la puerta azul y ya el alma se desprendía,
halé aire, suspiré, y de una vez entré...

Sonó la campanilla de aviso, ¡¡¡alguien había llegado!!!...
Miradas y sonrisas en silencio me esperaban sin yo saberlo, un aire de calidez me abrío el pecho.

A la distancia, mis ojos encontraron aquella mesa con olor a madera reservada para mí, y a aquel rincón me dirigí sin pausa, sonriente y con la cadencia de siempre, taconeando el suelo, mordiéndome el labio, empoderada, regia, coqueta, pícara, segura...

...¡Y entonces al llegar!... asumí la derrota y rompí en llanto... ... ...

Aquel rincón, aquella oscuridad y el primer café, consolaron mi estado, sostuvieron mi derrumbe, anclaron a tierra mis pies...

Y por horas callé, enmudecí...
Café tras café y mi voz se perdía.
Vinieron palabras amigas, conversaciones, sonrisas, sin embargo, el alma dolía y mi voz nunca respondió...

Esa noche, camino a casa y en medio de aquella penetrante tristeza, pude darme cuenta que el silencio... que el silencio... que el silencio a veces grita...
.

Aferra-me...

Busca más adentro, busca...
Encontrarás cenizas escondidas,
un sin fin de mariposas estropeadas,
emociones atadas, sonrisas partidas,
sueños sin dormir...

Busca las llagas que arden,
busca el alma abandonada,
la ilusión involucrada,
y un ardor que espesa, revienta y seca mi voz...

Busca ese latido fuerte que muere en mi pecho,
y con tus lágrimas revive lo que he sentido.
Por favor no te duermas,
por favor aferrame a una emoción...
.

Alegría ausente

Perdí la mirada,
con la mirada mi voz...
y con mi voz la impotencia
que se escurrió entre las comesuras de mis labios;
ya sin fuerza, ya sin ganas,
ya sin aliento, ya sin temor.

Y entre la alegría ausente,
repito un ensayo de palabras
que late en mi pecho,
que revienta los latidos,
que exhala mis sentidos,
que sufre arrebatos,
que agoniza poco a poco,
que detiene el tiempo
que busca alrededores,
que quiere explicaciones,
que siente lo absurdo,
que toca lo abstracto,
que agudiza sensaciones,
y que trata de encontarte,
porque ya no estás aquí...

Y me quedo muda... ¿para qué tanto decir?...
.