Volvió al café de la esquina después de mucho tiempo,
volvió al café que había hayado en sus hermosas soledades.
Encontró todo como si hubiese sido ayer la última visita,
y al entrar visualizó de lejos su mesa en el mismo rincón preferido.
Una vez más, fue el personaje principal de su propio show...
Llevaba aquel pantalón de mezcilla roto y mundano pegado a sus muslos, casi creado con los hilos de su propia personalidad, una blusa medio suelta abierta al medio, faja gruesa y sus zapatos de punta que la hacían taconear.
Recorrió el pasillo en medio de su cadencia y coquetería con el paso seguro, fuerte e irreverente...
Con la sutileza casi de volar pero con actitud altanera, insurrecta, desobediente y rebelde... pero sonreía... sonreía pícara...
Aquel personaje que siempre le servía el café que pidiera, se carcajeaba desde que la vio entrar haciendo su pasarela... aquella risa era emoción de verla nuevamente, de saberla empoderada aunque siempre terminara consolándola y limpiando la mesa llena de sus lágrimas.
- Mi café por favor - guiñó a su cómplice, que aún reía trás el mostrador de postres, mientras ella tomaba tiempo para sentarse.
Como casi todas las veces sacó de su bolso los lápices, las hojas en blanco, los periódicos y los libros que de todas formas nunca utilizaba ni leía...
(Silencio) - ella aún acomodaba sus nalgas, sus piernas enrolladas sobre el asiento, calmaba su respiración y esperaba...
- ¿Y hoy que historia traés? - dijo aquel personaje de ojos siempre alegres, mientras se acercaba a servirle su café y tomaba lugar con ella.
- Pues nada... esta vez no hay nada... - respondió en medio de un suspiro.
- ¿Nada?... ¿No hay nada? - preguntó la voz cómplice con tono sorprendido, para luego hechar una nueva carcajada.
- ¡No!, ¡nada!... ¿acaso debía... acaso... acaso debía venir de nuevo a llorar? - dijo ella seria, indignada, casi enojada.
Y en medio del profundo silencio y las carcajadas de su cómplice, una lágrima rodó rápidamente desde su ojo hasta caer como suero en su taza...
........... ...las restantes gotas terminaron de salar su café...
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Más historias en el mismo café:
El silencio a veces grita.
Efecto sedante...
Reinventándome...
Compartiéndo-me...
9 de la mañana, un 9 de marzo.
.
Sugerente texto, Natalia.
ResponderEliminarInspirado.
Me gusta especialmente el final
........... ...las restantes gotas terminaron de salar su café...
Explendido
Un beso
Seguro que todos hemos salado algún que otro café en compañía de un amigo/a que nos estuviera prestando su apoyo. A mí el café no me va demasiado, pero sí que he dejado caer mis lágrimas sobre el cacao con leche :/
ResponderEliminarRegreso a tu blog desde el rincon de Nuke y me quedo hechizada...
ResponderEliminarUn besito
Las lágrimas que salan el cafe... son las mismas que limpian el alma... Cómo siempre Natalia, directa al corazón !!!
ResponderEliminarPreciosa historia que sabes contar con maestría!!!
ResponderEliminarEn este cuento breve te imaginé a vos como protagonista. Tal vez por los pantalones desgastados, por el ver al personaje entre periódicos y libros y por la sensualidad entre lo simple y lo femenino. No es un cumplido, ya nos conocemos, pero creo que hay personajes que se empapan del escritor. Supongo, a mi manera de interpretar ésta lectura, que este es uno de esos casos.
ResponderEliminarSiempre hay un lugar donde se vuelve. Es un lugar que tal vez para muchos no tenga importancia, sentido o siquiera reconocimiento, pero para uno tiene el tremendo poder de ser "el único lugar en el mundo".
Nunca escribí historias de café, pero me encanta leerlas. Me gustó mucho leerte Naty.
Beso.
que buen relato de este acontecer en el café, me dió la sensación de estar sentado en una mesa por ahí tomando uno, pero sin lágrimas..
ResponderEliminarun beso grande amiga
ES UNA HERMOSA HISTORIA...PERO POR QUE LLORAR???
ResponderEliminarYa me hacia falta ese cafe de mil sabores...
ResponderEliminarDESPUES QUE ME LEI TODAS LAS HISTORIAS EN EL MISMO CAFÉ ME QUEDA UNA DUDA...QUE PASO CON LA HISTORIA DE QUIEN TE REGALÓ UN CAFÉ PARA TI???..ACASO ES EL MISMO QUE AHORA MIRA COMO SALAS EL CAFÉ CON LAS LÁGRIMAS??...PERO SI HACE UNOS DÍAS SONABA MÁS ALEGRE TODO...
ResponderEliminarUN ENORME ENORME ABRAZO!!!!
COMO SEA SIEMPRE ENCANTADA DE LEERTE!!!!
Exquisito!!!
ResponderEliminarUn beso mi niña, cuidate!!
en el mismo lugar y posiblemente con el mismo pesar, a tomar el mismo cafe. saludos y un abrazo.
ResponderEliminarSigo preguntandome donde queda ese cafe... si lo conozco, si he probado ese mismo liquido, si me ha atendido tu complice...
ResponderEliminarpara sete sincero me alegre cunado dijiste -nada....
Un abrazo Nati
En una ocasión me salaron un café; ante la mirada atónita de quien lo había salado, me lo tomé de un trago y en tono simpético dije:
ResponderEliminar"Muy rico, hay tiempo para otro?"
Un abrazo Natalia
se me ocurre que la mejor historia esta dentro de esas lagrimas, a lo mejor no le quizo contar para no borrarle la risa.
ResponderEliminarun beso nena.
Estos relatos son espléndidos, lástima que terminan salando el café...
ResponderEliminarUn beso enorme querida!!!!
Un nada casi que con todo... mmmm...
que trissste!
ResponderEliminarMe gustó mucho.
ResponderEliminarCada una de las letras compensan la espera que todos tus lectores hacemos para leer tus hermosas, sutiles y agresivas, explosivas palabras.
Un saludo!
P.D. Gracias por las felicitaciones.
Natalia, yo pienso que deberías ir en el turno de otro mozo, ese te condicionó y te hizo llorar.
ResponderEliminarSi llegabas tan segura porque va a buscar historias tristes?
Besitos
Ay, Natalia!!
ResponderEliminarGran historia con un final soberbio.
Me gusta como escribes.
Das vida a las letras , emociones, olores y remueves inquietudes.
De eso se trata.
Genial.
Un beso guapa.
Bonita entrada la que nos regalas hoy.
ResponderEliminarBesos
Café salado para la resaca...de amor.
ResponderEliminarBesos tristones
¡Bravo, preciosa!... café salado uffff
ResponderEliminarel mío ya sabes, sin azúcar ;-))
Besos nuestros para ti
Hay cafés que pueden saber myy amargos y todos lo sabemos.
ResponderEliminarEncantada de leerte, Natalia.
El café y sus historias, si las tazas hablaran nos traerían miles de anégdotas, pero esta en particular tan propia, tan tuya....
ResponderEliminarBellas letras, gracias!
Un Abrazo
Todo iba excelente, precioso el texto lo único que no me gusto fue el café salado, pero entiendo que es parte del escrito, muy padre, saludos.
ResponderEliminarmuy bueno en verdad, la prosesión va por dentro aunque haya compañia.
ResponderEliminarDeshora.
Y con todo esto nació una nueva historia.....
ResponderEliminarUn abrazo
Niña preciosa, ya no se ni que hacer para no sonar trillad para comentar tus textos, pero se me acaban las palabras para expresar el sentimiento que queda tras leer cada uno de ellos.
ResponderEliminarEste ultimo me ha llegado hasta el alma, que sabroso tomar un par minutos para leerte en medio de todo.
Gracias por compartir el sentimiento. Se te quiere montones, un abrazo señorita, nos seguimos leyendo!
"las restantes gotas terminaron de salar su café."
ResponderEliminarNo me gusta el café llorado, porque no hay cafés en el último rincón del acantilado, el que quiera que salte...
Saludos y un beso!
Esa lágrima era la historia por contar, en este caso las palabras sobran, una lágrima dice más... un beso amiga!
ResponderEliminarNatalia...hermosas letras que hablan de soledades, reencuentros, parece que volvió la adolescencia (aparcada en el café de la esquina)el recuerdo de un ayer nostálgico...Un placer leerte y seguiré tus pasos y acompañaré tus tristezas. Besitos de Kim.
ResponderEliminarLas notas del ayer, la historia que es, luego de ser, rogar y menguar en una docena de palabras que perturban una vida, depositando una ilusión perpetua en un café. Sea de cualquier textura y sabor.
ResponderEliminarPerdone por no haber pasado antes a agradecerle su vista a mi blog, tuve algunos días extraños.
Saludos.
Buenas,buenas!acà lleguè!!!
ResponderEliminarSoy tu seguidora nùmero 287.
Muy muy muy bueno tu blog demasiada calidad y claridad en tus palabras!
Estàs invitada al mio cuando gustes!
Te mando un cariño muy grande!
Bello post y muy bueno el final. Un abrazo.
ResponderEliminarExquisito café. Me gusta. :)
ResponderEliminarHola! tu blog esta hermoso... yo tambien grito en voz baja.
ResponderEliminarTe sigo
ojala pases a conocer mi mundo
saludos y que pases un buen domingo
besos
¡Hola, Natalia!
ResponderEliminarPaso rápidamente para invitarte a visitar mi blog.
Hay un escrito conjunto en el que participaste, por lo que me gustaría que conozcas el resultado final.
Ahora tengo poco tiempo, pero pronto espero poder visitarte para leer tranquilo.
Un beso,
Pablo
...quiero un sorbo de ese café salado de aroma dulce, quiero estar en la cafetería cuando caiga la primera lágrima,...
ResponderEliminarUn beso enorme soñado
Hola Naty, lindo post, como es usual.El titulo me recordó a un tango que amo.No le estoy dando mucho bola a mi blog porque estudio y en mis tiempos libres prefiero ver tele o salir.Besos.
ResponderEliminarbonitos escritos, bien diseñados, amables,risueños... una puerta abierta a la intimidad
ResponderEliminarLágrimas salando el café, bella y triste metáfora a la vez.
ResponderEliminarA veces escribir libera, a veces liberarse es llorar sobre el café.
Un saludo.
¿Quien no ha reflexionado? Tomando una taza de café. Siendo testigo inerte y pasivo el camarero/a que nos sirve. Siendo complice y cosejero de la historia, de la agonia y de la descarga de emociones....un abrazo
ResponderEliminarCuando quieras te invito a un café sin sal... :))
ResponderEliminarBesos.
saltando de blog en blog he llegado aquí. lo he estado ojeando y me gusta como escribes. me ha gustado especialmente la entrada llamada 'transeúnte'
ResponderEliminarsaludos. volveré a visitarte.
que miedo, hoy ando vestida con esos jeans, camisa suelta y zapatos con taco. Entre a al cafe, me senti tan protaonista, aunque claro no le grite al mesero y no era mi cafe predilecto donde el mesero sabe mis gustos, pero me dio miedo leer y ver la descripcion tan yo.
ResponderEliminarbesos!
que miedo, hoy ando vestida con esos jeans, camisa suelta y zapatos con taco. Entre a al cafe, me senti tan protaonista, aunque claro no le grite al mesero y no era mi cafe predilecto donde el mesero sabe mis gustos, pero me dio miedo leer y ver la descripcion tan yo.
ResponderEliminarbesos!
Como me pude perder tu espacio de esta fecha..
ResponderEliminarYa lo siento preciosa..
Amiga..
Un abrazo
Con mis saludos fraternos de siempre..
Me encantan las historias como la tuya que dicen que no tienen historias.
ResponderEliminarMe hiciste recordar a Santiago Feliú (no eres tu mi amor) o a Serrat (no hago otra cosa que pensar en tí), ambas falsas historias de tipos que no tenían nada para contar, y vaya si contaron!
Te deseo muchos cafés dulces!!!
"y en lugar del amor, nos hicimos el daño"..creo qu eno tiene qu ever, pero me recordaste esa cancion de Nacho Vegas, saludos, nos estamos leyendo
ResponderEliminarHola, guapa.
ResponderEliminarTienes tres premios en mi blog pásate a recogerlos cuando quieras. Te los mereces.
venía leyendo, a un ritmo cuando vi el final y un galope de los corazones dentro de mi corazon dieron un grito en voz baja,
ResponderEliminarque lindo
que lindo es leerte
besos
Hola Natalia, te leo hace tanto!!
ResponderEliminarY soy una despistada total, pensé que te tenía agregada, ya está ahora se cuando estés en tu blog. ;)
Besos
q triste y salada realidad, siempre hay una historia mas que contar, siempre volvemos por un cafe justo cuando nuestros parpados no aguantan mas...
ResponderEliminarprecioso!
que la compañía haga el café dulce
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