sentir el aroma de su compañía - y de un café -.
Conversar y saltar al precipicio.
Luego volver.
¡Volver a ser!
Reinventarse.
Como pez que va y viene,
va y viene,
viene y va.
Hacer acción el verbo vivir.
Desaprender lo aprendido, y luego...
solo luego: re-aprender.
Susurrar melodías de Silvio,
contar hasta infinito, y continuar...
"¡Corazón!... corazón oscuro... Corazón, corazón con muros.... Corazón, que se esconde,
corazón que está donde,
¡corazón!, corazón en fuga
herido de dudas de amor..."
Luego sonreír del recuerdo,
retirarse y callar.