
En definitiva, no estoy hecha de esa piel...
Siento este cuero hecho de poros,
que sedientos llaman a la vida.
No puedo pretender cambiar el rostro de mi alma,
si solo soy lo que soy.
Y es que no has entendido
que el mismo borde del papel me hiere,
mojado termina en agosto
cuando también pierdo la fe.
Y brotan mojados de lágrimas
con cortes veneno,
los sueños que sueñas a solas
de donde estoy muy lejos.
¡No!
No puedo ser cómplice del tiempo,
y si lo preferís, mejor gritálo al viento,
antes que pierda la piel,
y por segunda vez: la fe...
.