Compartiendo-me...

- Hola...
- Hola - contesté por inercia sin alzar siquiera el rostro...
- ¿... ... ...Cómo estás? - preguntó una voz fresca, alegre...
- Eessstoooooyy... me salió la respuesta larga en un suspiro, con la garganta seca, tosca, triste...
- ¿Puedo? - susurró.
- Podes - dije sin saber que...
- ¿Sentarme? ¿Puedo? - repitió.
- Podes, sí podes, sentarte... podés... - y ya por fin levanté la mirada...
- Hola - le dije sonriendo.
- Hola - y se echó a reír...
- ¿Qué hacías? - dijo mientras acomodaba sus cosas...
- Mmm... Todo y nada... murmuré mientras seguía cada uno de sus movimientos...
- ¿Qué hacías? - volvió a preguntar - esta vez posando sus brazos sobre la mesa, de frente y casi desnudando mi alma...

... y perdí la mirada en alguna persona que entraba, en la silla de al´lao o en la vitrina llena de postres... en el reloj de la puerta, en el cuadro descuadrado o en la campanita de aviso... pero sus ojos esperaban mi respuesta... no había nada sobre la mesa, solo mi respuesta...

- Esperándote - atiné a decir... - quizá... esperándo... esperándote... no sé... - y a mi respuesta la acompañó un silencio, su sonrisa y la mía...

No supe su nombre, no le volví a ver... pero ese día entendí que existe la magia... razones muchas para vivir y un mundo incierto, loco y puto que descubrir...

Hay días en los que me confieso...
Hoy es uno de ellos...
Pero mis confesiones son confidenciales... son confidenciales...
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Confesión #1: Me gusta ir al supermercado y tomarme el tiempo para hacer compras... quizá cada quincena, cada 22 días o cuando tomo conciencia que no tengo qué comer...
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Aquel recorrido por los pasillos me hace sentir independiente, segura, fuerte y hasta me cambia la cadencia... voy sola meniándome como cual pasarela, mis tacones suenan, mi pelo se ondula y la irreverencia se me sale hasta mascando chicle...
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Pero aquellos segundos se me pasan y vuelvo a lo sencilla; de repente bajo el aire de mi pecho, pauso el andar, dejo de mascar y sin tanto alarde sigo comprando... caminando... incluso pensando cómo ahorrar... ... ...
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Confesión #2: Una vez, -no hace mucho- alguien terminó una relación conmigo y su punto final fue: "sos muy intensa y apasionada"... ... ... ... ... ... ... ... ... ... quedé en silencio y por mucho tiempo sin poder entenderlo...
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Ahora, no solo lo entiendo y lo acepto, sino que es mi frase de vida y la defiendo: "Soy intensa y apasionada"... eso significa que amo, respiro, vivo, sonrío, disfruto, bailo, quiero, comparto, pregunto, conozco, me asombro, lloro...
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Confesión #3: Estoy rodeada de mucha gente y gente linda... de todo hay... Hay personas con las que comparto y ofrezco el escenario de la vida y otras que solo aparecen en escenas....
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Pero debo confesar que cuando llego a casa y me recibe el viento, la noche, la nada... me siento sola... un té, la televisión o una amiga(o) virtual me acompañan... pero no es suficiente... por eso a veces... alquilo mi corazón...
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Y si de confesiones se trata... ... ... ... ...
... ... ... ... mmm, son muchas... ... ... ... ... ... ... mejor dejémolo en confidencial... ...
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Mi noche...

Ayer, alguien a quien quiero mucho (y sin conflicto ni compromiso me quiere igual), me vio por un rato de frente y me dijo: --Hace algún tiempo tus ojos no brillan
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Silencio...
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Después de algunos minutos me acerqué -como quien quiere evitarlo- al espejo y los estuve detallando… de un lado y del otro… serena… calma… me miré fijo a los ojos… Y después de un rato… --¿desde hace cuánto?-- le pregunté
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-Mmm, no sé… hace algún tiempo… - dijo ya sin importancia…
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Otra vez silencio…
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No me esforcé por conocer la respuesta, pero entonces en la noche, cuando la luna llena alcanzó mi ventana entendí que era hora de iluminar de nuevo mis ojos… y lloré…
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Confesión

Hacía las compras una tarde cualquiera,
andaba sin prisa y sin melancolía,
el rostro complaciendo al mundo y de vez en cuando una sonrisa...
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Pero en mi vida faltabas, notaba tu ausencia incluso frente a aquella manzana...
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Recorría los pasillos sin prisa, sin melancolía,
pero el recuerdo me quebrantaba de golpe y buscaba el cuadro nutricional de las galletas, las pastas y de alguna salsa solo para olvidarme de vos...
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Pero en el último pasillo no pude evitar que renaciera la sonrisa que guardaría en un cajón y con candado...
Estabas ahí, allá y en todos lados...
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Salí del súpermercado sin prisa y sin melancolía,
con las bolsas de las compras y vos en mi corazón.
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